Santiago de Molina
"Los bloques de pisos de cualquier ciudad media son idénticos. Totalmente desalmados e incapaces de ofrecer un jardín en el salón, hacer una fiesta, serrar un tablón o prescindir de la cocina a cambio de una biblioteca…"
¿Hay vacío en lo visual?
La cultura de la
visualidad no es una maldición en si misma. Lo es la voracidad por llenar
sistemáticamente nuestros ojos con impresiones cada vez más impactantes y que
nos ha metido a todos en una espiral insaciable. Queremos más y más
espectáculo. Espectáculo cada vez más estimulante y poderoso que no lleva a
nada.
¿El gusto solo se
encuentra en el paladar?
El gusto, en cuanto
al buen gusto, parece un tema del siglo pasado. Y en cierto modo lo es. Por eso
la única opción que nos queda es la de hablar del retrogusto, casi en los
mismos términos que lo hacen los expertos en vino. Resumiendo, tiene que ver, y
mucho, con el paladar. Y no puede ser causalidad que el origen latino de
paladar (palatum) y palacio (palatium) sean tan semejantes.
¿Van uniformados
los bloques de pisos?
Y tanto. Vivimos en
casas del siglo XIX. Hay más variedad de modelos de teléfonos móviles o de
ordenadores que de casas. Los bloques de pisos de cualquier ciudad media son
idénticos: mismos azulejos, retretes, tendederos y habitaciones. Con sus dos
dormitorios, baños, salón, cocina… Totalmente desalmados e incapaces de ofrecer
un jardín en el salón, hacer una fiesta, serrar un tablón o prescindir de la
cocina a cambio de una biblioteca…
¿El edificio hace
vecindad?
A menudo se ha
olvidado que la arquitectura no es solo el arte de hacer edificios sino el arte
de lo que sucede entre ellos. Es decir, el arte de una buena vecindad.
¡Qué arte el del
arquitect@!
Un arte sin
necesidad de artistas. El verdadero artista es el habitante.
Sótano y desván,
¿simbolismo o espacio?
Las dos cosas. Que
se lo digan a Bachelard o a Freud.
¿Dónde empieza la
arquitectura?
Donde acaba la
Naturaleza.
Un día un amigo
abrió la ventana y dijo: “el mundo te espera”
Otro amigo me dijo
“Solo la ciudad nos hará libres”. Los amigos nos dejan siempre pensando con sus
ocurrencias. Lo gracioso de lo que te dijo tu amigo es que lo hizo abriendo una
ventana y no una puerta. Es decir, en realidad te decía que contemplaras el
mundo, no que salieses a descubrirlo. ¿Seguro que era un buen amigo?
La arquitectura,
¿en el asiento de atrás?
Constantemente. No
debe reclamar protagonismo. Y el asiento de atrás además da la satisfacción del
dejarse llevar por ese buen conductor que es el signo de los tiempos.
Pienso en ti… ¿o en
mí?
Mientras que pienses.
Mientras que pensemos.
Planos, ¿también
mentales?
Los planos mentales
no son nada. Los planos son el primer paso en el camino de la arquitectura
hacia la realidad. Y cuando se dice planos, se dice garabatos, maquetas o
aquello que deje de ser una cosa que flota en la cabeza. En ese momento
comienza lo verdaderamente divertido de este viejísimo oficio.
¿La arquitectura es vacío sin ocupar?
El vacío sin ocupar
vuelve a ser nada. O al menos no arquitectura. La ocupación es lo que hace que aparezca. La
arquitectura no es el edificio vacío, sino lo que pasa entre ese edificio y
quien lo emplea.
Los grafitis
salvamento urbanístico
El mejor salvamento
urbanístico que se me ocurre son los ciudadanos usando la ciudad.
¿Cuál es la
mascarilla para la arquitectura?
El sol entrando por una ventana.
¿La arquitectura
tiene color o calor?
Las dos cosas. Y
curiosamente están muy relacionadas. Ambas pertenecen al campo de la energía.
Pero calor, como tal, lo tienen sus habitantes no la arquitectura. Eso si pueden
pagar el recibo de la luz.
Sus libros:
* Todas las escaleras del mundo
* Collage y arquitectura
* Hambre de arquitectura
* Múltiples estrategias de arquitectura
Fotografías: Santiago de Molina
(Entrevista publicada el 6 de diciembre de 2021)
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